Este tipo de café tiene su espacio en el mercado de la Hostelería, dada su practicidad y rapidez en la preparación del café.

La producción del café líquido es parecida en la primera fase a la del soluble, pero no se seca completamente el producto, sino que se extrae tan solo una parte del agua, con lo que sufre menos agresiones que el soluble en su elaboración total. Al líquido una vez filtrado, se le extraen los aromas y acto seguido se procede a su concentración. Seguidamente se le agregan los aromas extraídos anteriormente y se procede a su envasado en unos paquetes de plástico que tienen una válvula dosificadora regulable. Una vez envasado se congela a menos 18°C y se mantiene esta temperatura en todo su ciclo logístico hasta 4 días antes de su preparación. El pack se coloca en la nevera y pierde su congelación con lo que el producto queda apto para su consumo. El resultado es una taza que conserva más cantidad de aromas y sabores que el café original.

Para su preparación es necesaria una máquina especialmente diseñada para ello. La gran ventaja de este tipo de café es la rapidez de su preparación ya que se pueden llegar a producir hasta más de 900 cafés en una hora y la limpieza en su preparación.

Fuente: Fórum Café – Revista del Fórum Cultural del Café – Junio 2011