El yogur helado “frozen yogurt” se elabora en una clásica máquina de helado, como las utilizadas para producir el conocido “helado soft”. El producto resultante reúne todos los beneficios del yogur, con menos calorías que el helado tradicional. Se presenta en forma de helado convencional, pero es más cremoso y menos calórico.

Este yogur se hiela y se funde mucho más lentamente que los helados tradicionales debido a que posee un calor de fusión mayor que la leche (cantidad de energía necesaria para hacer que un mol de un elemento que se encuentre en su punto de fusión pase del estado sólido al líquido, a una presión constante). Además, es una buena opción para las personas que tienen problemas de intolerancia a la lactosa.

Durante este año, se ha iniciado un “boom” en nuestro país, que ya se había generado en Estados Unidos y otros países hace unos años, gracias, en gran medida, a que hoy en día hay más cultura de consumo de helados fuera de temporada estival. Por este motivo, en España ya operan varias cadenas como Llaollao, Smöoy, Yogen Früz o Yogurtlandia, entre otras.

El concepto del producto es muy sencillo, pero la fórmula es un éxito asegurado. Una tarrina de yogur helado a la cuál se le añaden los “toppings” deseados por el cliente (chocolate, caramelo, galletas, Lacasitos, cacahuetes, y muchos más) o bien trozos de fruta fresca (fresas, arándanos, plátano, kiwi, etc.).

“Toppings” para el yogurt helado